martes, 28 de diciembre de 2010

La vida en la Tierra ¿y en Gliese 581g? Un problema interdisciplinar


La vida en la Tierra ¿y en Gliese 581g? Un problema interdisciplinar

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La vida en la Tierra ¿y en Gliese 581g? Un problema interdisciplinar


Joseph A'Hearn | analisis@arcol.org


El 28 de octubre de 2010 el Papa Benedicto XVI se dirigió a los miembros la Academia Pontificia de las Ciencias exhortándoles a evitar dos extremos: ver la ciencia como solución para todos los problemas y el único camino auténtico al conocimiento, y caer en el miedo a la ciencia y el distanciamiento de ella.

El Santo Padre dijo: «La ciencia, por supuesto, no se define por cualquiera de estos extremos. Su tarea fue y sigue siendo una paciente y con todo apasionada búsqueda de la verdad sobre el cosmos, la naturaleza y sobre la constitución del ser humano». No hay por qué temer a la ciencia, pues sus verdades jamás contradecirán las verdades de nuestra fe.

El 29 de septiembre de 2010 una investigación patrocinada por la NASA y la NSF (National Science Foundation) encontró un planeta en otro sistema solar que tiene su órbita justo en medio de la zona habitable (circumstellar habitable zone). Este planeta potencialmente habitable, llamado Gliese 581g, se descubrió después de varias observaciones realizadas en el Observatorio W.M. Keck en Hawaii desde los años 90.

La hipótesis de la existencia de la vida extraterrestre tiene siglos de historia. Con la revolución copernicana, los pioneros de la ciencia moderna conjeturaron que los planetas no estaban constituidos por éter sino por elementos ordinarios. Algunos científicos incluso esperaban encontrar la vida en Marte, Venus y los otros planetas, e incluso en la Luna. Sólo durante el siglo pasado hemos sido capaces de observar y explorar nuestro sistema solar, y en años recientes los científicos, por fin, han comenzado a descubrir qué tan difícil sea que las condiciones físicas y químicas necesarias para la vida se junten en el lugar justo y en el tiempo justo.

La evidencia objetiva nos dice que la Tierra no es un globo normal en un sector regular del espacio. Los hechos empíricos y científicos apoyan la tesis que nuestro planeta está providencialmente ubicado en un sitio especial dentro del universo, a una distancia segura del núcleo galáctico y fuera de los brazos espirales de la galaxia. Dentro de cada galaxia, la mayoría de las estrellas se encuentran donde se dan peligros cósmicos que pueden suprimir la posibilidad de vida. De las estrellas que de hecho están situados en la zona habitable de una galaxia (galactic habitable zone), es probable que sólo las estrellas de los tipos espectrales G (como el Sol), K y M tengan planetas. De estos planetas quizás algunos tienen atmósferas de vapor ácueo, como GJ 1214b, pero serían demasiado grandes para muchas funciones de la vida que conocemos. Quedan pocos planetas con la justa cantidad de masa y que orbiten donde el agua pueda existir en su forma líquida. Más allá de estas barreras encontramos solamente dos planetas conocidos: la Tierra y Gliese 581g.

¿Podemos considerar la posibilidad de vida diversa a la que conocemos? El 2 de diciembre de 2010 la NASA publicó noticias sobre el descubrimiento de microorganismos construidos con arsénico en vez de fósforo (link). Sin embargo, no se sustituyen los otros cinco elementos bioquímicos básicos: carbono, hidrógeno, oxígeno, azote y azufre. El descubrimiento de estos microorganismos sin duda cambiará el método de buscar la vida extraterrestre, pero sólo el tiempo dirá si de verdad resultará revolucionario.

Observaciones científicas en el futuro tendrán que decirnos si Gliese 581g verdaderamente tiene agua líquida, además de los otros elementos sobre los cuales se fundamenta la vida biológica. Aun entonces, la posibilidad de que la vida pueda surgir espontáneamente de la materia inerte es bajísima. La casualidad simplemente no proporciona una explicación suficiente para la existencia de la vida.

Sin embargo, algunos podrán decir que aunque sea sumamente improbable que la vida surja—además que esta vida sea inteligente—no es absolutamente imposible. Nosotros existimos, ¿no? Por otra parte, un Agente con la capacidad de formar un planeta habitable puede sin duda fabricar varios planetas habitables. El razonamiento teleológico proporciona una explicación mucho más racional para el origen de la vida en la Tierra, y sólo un razonamiento de este estilo se puede aplicar también a otros sistemas solares. La vida que surge por casualidad es tan improbable que, si de hecho se encuentra en otro sitio, sólo confirmaría la tesis de la existencia de un Diseñador.

Desanimados ante el panorama de la búsqueda de la vida extraterrestre, los científicos ya han apuntado sus instrumentos hacia otros sistemas solares. Desde los años 90 se han descubierto más de cien planetas. En una entrevista de mayo de 2008 (link), José Funes, SJ, director del Observatorio Vaticano, reconoció que, si consideramos que hay miles de millones de galaxias con miles de millones de estrellas en cada una, y suponiendo que la mayoría de estas tengan planetas, ¿cómo podemos excluir la posibilidad de que la vida se haya desarrollado en otro sitio? En un artículo de L'Osservatore Romano del 5 de diciembre de 2010, Funes dice que con el descubrimiento de que haya más enanas rojas en las galaxias elípticas, crece la probabilidad de que haya vida, pero quizás no lo vamos a saber jamás.

Si Gliese 581g tiene agua líquida, sería sin duda la mejor esperanza para la vida extraterrestre. Sin embargo, la presencia de Gliese 581g en el centro de la zona habitable (circumstellar habitable zone) es sólo un factor. Hay otras muchas dificultades que la vida tendría que superar para aparecer en ese planeta.

En el último párrafo del artículo sobre el descubrimiento de este planeta (link), nos informan que el planeta sufre el fenómeno de encerramiento de las mareas (tidal locking) respecto a su estrella. Este es el mismo fenómeno por el cual vemos siempre la misma cara de la Luna. Un lado del planeta está perpetuamente iluminado, siempre viendo hacia su estrella, mientras que el otro lado soporta la noche sin término.

La frontera de la penumbra entre la luz y las tinieblas, que los astrónomos llaman el terminator, sería el lugar más habitable sobre el planeta. Steven Vogt, profesor de astronomía y astrofísica en UC Santa Cruz, dice que el clima de la superficie del planeta sería más estable ahí. Pero, ¿qué pasa si el eje no es estable? Nuestro planeta Tierra tiene un eje estable de 23,5 grados, y varía sólo de 22,1 a 24,5 grados a lo largo de milenios, gracias a nuestra Luna de tamaño irregularmente grande (3.746 km de diámetro) relativo a la Tierra (12.756 km de diámetro). En nuestro sistema solar sólo Caronte, el único satélite de Plutón, es más grande en proporción a su planeta (que desde 2006 se clasifica como planeta enano).

Esta anomalía ha conducido a algunos científicos y filósofos a identificarnos como habitantes del sistema Tierra-Luna en vez de meros habitantes de la Tierra. Una cantidad de hechos, extraños pero afortunados para la vida en la Tierra, se podrían citar, pero concluyamos nuestra consideración desde el punto de vista científico y veamos los aspectos  que las otras disciplinas puedan aportar a esta cuestión interesante.

Gliese 581g podría tener vida, pero ¿cómo podemos tener la certeza? ¿Nos responderá con ondas radio una civilización avanzada si se las transmitimos? Tardaría siglos el viaje de 20 años-luz para llegar usando los cohetes más rápidos que existen ahora.

«¿Estamos solos?» no es una pregunta que la ciencia pueda solucionar pronto. Si los astronautas registraran a fondo los desiertos de Gliese 581g y pescaran en sus mares y declarasen que la vida nunca se originó sobre Gliese 581g, tal desengaño no destruiría toda esperanza de encontrar la vida extraterrestre. Sólo un encuentro real con un extraterrestre o la exploración a fondo del universo podría cerrar la cuestión sobre la posibilidad de la vida extraterrestre de una vez para siempre.

¿Y qué dice la fe católica? ¿Nos da un poco de luz la Biblia u otra fuente de inspiración? Jesucristo ofreció su cuerpo una vez para siempre (cf. Hebreos 1,10). ¿Pero qué pasa si hay pecadores en otro planeta? ¿Acaso no tendrían que ser redimidos ellos también?

Funes también confronta esta pregunta en la entrevista antes mencionada. «La Encarnación – afirma – es un acontecimiento único e irrepetible». Si encontramos la vida inteligente, quizás descubriríamos que, para usar la imagen de las cien ovejas, hayamos sido la oveja perdida que cayó en el pecado. Aunque los extraterrestres fuesen pecadores, aún así no sería un problema para nuestra fe. Ciertamente habría algún modo en que ellos también podrían «gozar de la misericordia de Dios». ¿Quiénes somos nosotros para limitar la libertad creadora de Dios?

Como ha declarado este año George Coyne (link), ex-director del Observatorio Vaticano, la búsqueda de la vida extraterrestre es interesante, pero «lo que debería sorprendernos no es que la vida se pueda descubrir en otro sitio del universo, sino más bien que en el universo existe la vida».

El Papa Benedicto XVI, en el discurso mencionado al inicio de este artículo, propuso dos pensamientos para la reflexión ulterior: «En primer lugar, a medida que el aumento de los logros de las ciencias acrecientan nuestra maravilla frente a la complejidad de la naturaleza, se percibe cada vez más la necesidad de un enfoque interdisciplinario ligado con la reflexión filosófica. En segundo lugar, los logros científicos en este nuevo siglo deberían ser siempre guiados por el sentido de la fraternidad y la paz, ayudando a resolver los grandes problemas de la humanidad, y dirigir los esfuerzos de todos hacia el verdadero bien del hombre y el desarrollo integral de los pueblos del mundo». 

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